Esto es a la entrada de un pequeño museo en Kyoto, Japón.
(Fuente: Anastasia Chiarella.)
Porque hay muchas cosas y gente muy simples con cosas y sustantivos demasiado rimbombantes, demasiado exagerados, demasiado sobrantes, demasiado innecesarios. Demasiado taras.
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